1 febrero: Beijing

El último día de la primera etapa en Beijing decido madrugar más y por fin ir a la Gran Muralla. El tramo elegido es el de Mutianyu a 90km de Beijing, ya que el de Simatai está cerrado por obras y el de Badaling está demasiado concurrido.

Lejos de contratar alguna excursión, salgo en busca del autobús 936 que lleva a Hairou y desde allí buscarse la vida y negociar con los lugareños para que te acerquen a Mutianyu. La búsqueda de dicho bús ya es una odisea, pero tengo toda la info que necesito. Esta vez la suerte está de mi parte ya que en la parada conozco a una pareja de neozelandeses que también tienen intención de llegar allí, e igualmente no saben cómo, así que unimos fuerzas jeje.

La negociación en Hairou no ha sido fácil, pero finalmente por 40 yuan cada uno (algo menos de 5€) nos ponemos por fin en la construcción más grande jamás creada por los chinos. Se nota que no es temporada alta, ya que la mayoría de los puestos de souvenirs y demás están cerrados. Por fin llegamos arriba. Es realmente impresionante. El día es perfecto, no tanto para hacer fotos pero si para andar; soleado y fresco, pero menos frío que los días anteriores. Nos pasamos unas 3 horas subiendo y bajando las enormes escaleras de la muralla y disfrutando de tal maravillosa vista.

Después del viaje de vuelta a Beijing, decidimos ir en busca del famoso pato pekinés ya que estamos hambrientos. Finalmente no encontramos el restaurante que buscábamos vía Lonely Planet. Yo decido irme ya que pasan de las 18:00 y a las 21:20 tengo que coger un vuelo a Xi’an, así que me despido de Jeremy y Nadine para que continúen su viaje de 7 meses por Asia, casi ná.

Cuando el día parece haber sido redondo, llego al aeropuerto de Beijing, voy a hacer el check-in y…vuelo cancelado! Venga hombre, lo que no me pase a mí… Pues nada, a dormir en el aeropuerto y esperar hasta las 7:45 que salga el vuelo a Xi’an. Y lo que más me jode es que acabo cenando en un KFC jajaja.